Escrito por: Emilio Navas

La sorpresa de la remisión del ante proyecto de ley de Medidas de Eficiencia Procesal del Servicio Público de Justicia, ha tomado al conjunto de las personas mediadoras por sorpresa, de hecho, aún reflexionando sobre el fallido anterior ante proyecto de ley de impulso a la mediación.

Sobre el  ante proyecto actualmente en trámite parlamentario mucho se ha dicho y muchas aportaciones se han hecho en forma individual o impulsada por la actividad propia de las asociaciones del sector.

Me siento relevado, entonces, de expresarme sobre el que creo es el mejor, el más completo, más serio de todos los ante proyectos que desde la sanción de la ley estatal de mediación en 2012 se han ido presentando.

Voy a utilizar la oportunidad que la invitación de Rocío me posibilita para intentar una reflexión hacia otro campo, hacia una perspectiva interna y propia a la comunidad mediadora.

Frente al deseado caso de que este ante proyecto (con o sin modificaciones formales o sustanciales) vea la luz, creo, que debieramos darnos el espacio para una doble reflexión.

La primera es, si nuestra formación en mediación, tan anclada en la reformulación y las extenuantes sesiones conjuntas está a la altura de la práctica de una especialidad en mediación que, si bien tiene años de recorrido en otros países, está excluidas por razones prácticas de nuestra formación básica en mediación basada en una práctica ya comunitaria, penitenciaria, en familia o mercantil siempre extra-judicial.

La segunda es si por esta razón y por la actualización propia de todo campo profesional, podemos contentarnos con cumplir solamente con nuestra obligación legal de horas de formación continua.

Me pregunto si, en el caso de estar ya aprobada esta ley hoy en trámite parlamentario, el número y formación de las personas mediadoras estaría a la altura.

La cantidad de demandas presentadas ante los tribunales españoles es enorme y se incrementa año a año sin aparentemente tener fin.

¿No debieran las asociaciones de mediadores proponernos formaciones específicas para poder asumir con responsabilidad este desafío?

¿No debieramos las personas mediadoras mostrar preocupación e interés por contactar con les profesionales de otros países para poder aprender de su experiencia?

Felicito a la AMM en la persona de Rocío Sampere por haber, no sólo puesto en funcionamiento la Institución de Mediación que preside, sino también por generar a partir de ella, espacios como éste para el diálogo y el encuentro.

Espero vuestros comentarios.

Desde ya, muchas gracias

Emilio Navas

Mediador y Director del master de mediación de la Universidad Francisco de Vitoria