El suplido de la mediación en la factura de los/as abogado/as

El suplido de la mediación en la factura de los/as abogado/as

Escrito por: Maria Pilar Broto Portaspana

En mi campaña personal por buscar un encaje como profesional de la mediación y la resolución de conflictos me he planteado varias opciones para difundir y generar confianza no sólo con las partes sino con los profesionales que las asesoran. Ya sea en su ámbito profesional o en su ámbito personal, la confianza depositada en estos y estas profesionales es clave para que todos y todas comprendamos hasta qué punto la mediación (no sólo cómo gestión alternativa de controversias, sino como puente de comunicación) en todas sus modalidades puede ayudar a las relaciones.

Y pensando en la necesidades e intereses de todos, así como en los míos di con un posible camino.

 ¿Cómo podría ser yo en la que pensaran para ayudarles? A pesar de la imparcialidad, una de las características de los mediadores. En el caso de Jueces y Magistrados, cosa que los mediadores siempre utilizamos como símil para explicar a las partes, es el 24.2 de la C.E. el que dice que todos tienen derecho a un juez/a predeterminado/a por la ley. ¿Y los mediadores y mediadoras? ¿Cómo podemos llegar a ser imparciales no sólo a los ojos de las partes sino a también a los ojos de los profesionales? ¿Cómo podemos estar predeterminados? ¿Es suficiente la formación y el código deontológico? Por tanto, factor uno: CONFIANZA EN MI IMPARCIALIDAD.

¿No sería perfecto que los abogados y abogadas de las dos partes en un conflicto fueran los que me designaran? Que ambos sean los que decidan por un mediador/a común sin que el otro se lo tenga que proponer, de tal manera que ambos tienen la misma autoridad y la misma relación de conocimiento sobre las capacidades del profesional de la mediación, integrado en su servicio.

Pero a esto hay que sumarle según veo yo, otro factor más: EL COSTE. Hay costes que se asumen con mayor facilidad que otros, y por mi experiencia, el coste de un proceso de mediación no es uno de ellos. Situación que no coincide con el después, es decir el final, una vez terminado el proceso (ya sea con acuerdo o sin él) aún no me encontré con nadie que se arrepintiera, o al menos que me lo comunicase…

La mayoría de los ciudadanos de mi territorio podría decir que, ni han oído hablar de la mediación, y no será porque no me esfuerzo en ello, cualquier excusa me parece buena para sacar el tema, al final se habla tanto de las relaciones que es fácil orientar a las personas sobre los beneficios de la mediación, sobre todo si eres abogada, porque, al fin y al cabo, todo el mundo conoce las funciones de un abogado y preguntan por soluciones a sus problemas.

Y dando vueltas a estos conceptos es cuando di con un posible camino, ¿Y si la mediación fuera una parte integrada en las funciones y costes de un/a abogado/a? Es decir, el abogado o abogada, puede contar conmigo sin necesidad de hacer sentir a su cliente de que tiene que ir a un servicio que le va a hacer otra factura. Coordinémonos, los clientes pueden venir con total libertad a la sesión informativa, esta por Convenio con sus representantes legales es gratuita, y pueden venir acompañados de ellos. Ambos abogados conocen de antemano al mediador/a, es nuestro trabajo hacerles comprender y confiar en qué este servicio les ayudan y no les restan clientes, sino que para sus clientes ir con ellos y ellas tiene un mayor valor, al final, las formas de hacer las cosas son importantes y que ellos/as sean los/las que repercutan el coste de los servicios de mediación, como un suplido en su factura, hace ver que no ceden ni derivan un cliente, sino que prestan un servicio más completo con la total confianza de todos.

En mi experiencia, muchos profesionales del derecho han sido formados en mediación, pero la práctica es otra cosa, usan las herramientas cuando intentan conciliar y negociar con sus clientes, pero no siempre es efectivo, añadiendo, además, evidentemente que no tienen la imparcialidad que tiene un/a mediador/a. Estos convenios además van a facilitar la mediación, ya que todos bajo la confidencialidad que nos da la mediación podemos poner las cartas sobre la mesa y abrir el tema no sólo respecto de las relaciones personales de los mediados, sino también respecto a las relaciones jurídicas. Los y las abogadas van a poder ser parte e implicarse como quieran y puedan en el proceso, van a ser una pieza fundamental y no necesariamente porque vayan a estar presentes en las sesiones, sino porque probablemente sus clientes conozcan, descubran y entiendan sus necesidades e intereses, no desde una posición adversarial sino desde una posición de aliados por un beneficio común. ¿Y al final no todos queremos la satisfacción de nuestros clientes?

No me cansaré de decir, que mis compañeros de profesión de origen son imprescindibles en el proceso de mediación, ellos y ellas asesoran, redactan y ponen el marco jurídico ampliando los intereses y reconociendo los derechos de las partes, haciéndoles ver el escenario bajo el prisma legal. En mediación añadimos otras miradas, introducimos y gestionamos las emociones, mejoramos la comunicación y descubrimos qué quieren y qué necesitan las partes para resolver su conflicto de una manera voluntaria y decidida por ellas mismas, y si lo hacemos bien, con una sensación de triunfo por el trabajo realizado, porque si no os lo han dicho, en mediación todos trabajamos, todos nos arriesgamos en pos del mejor escenario de resolución y con todas las garantías legales.

Maria Pilar Broto Portaspana

Mediadora cofundadora de Resuelve Asturias
Secretaria de Ancopa

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  • Posted by AMM
  • On 5 de abril de 2022
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