Conversatorio con Daniel Bustelo

Conversatorio con Daniel Bustelo

LA CUESTION DE LA PALABRA EN EL MUNDO DE HOY LA MEDIACIÓN Y SU GESTIÓN

Los cinco vídeos que presentamos a continuación son una muestra de lo que podría haber sido la jornada de Daniel Bustelo el pasado 13 de marzo en Madrid, cancelada por el COVID-19.

Desde AMM agradecemos el esfuerzo de Daniel por realizar este trabajo y compartir con nosotros sus opiniones basadas en 35 años dedicado a la mediación, quien no ha querido dejar a los profesionales de la mediación sin atender.

Dicen que las crisis son oportunidades, esta pandemia ha propiciado que este conversatorio pensado inicialmente para socios y socias de AMM se pueda compartir, a través de estos vídeos, con todas aquellas personas interesadas en la mediación.

Te animamos a verlos todos, en orden, y compartir tus dudas con él a través de su web

www.mediemos.org

COMENCEMOS...

La mediación es una actividad que se realiza entre seres humanos y utilizando la palabra.

Por eso, entendemos imprescindible añadir a todos los conocimientos que las distintas escuelas han desarrollado en este tema, un estudio y debate sobre quien es el ser humano parlante y que significa la palabra en su desarrollo, en la estructura del lazo social y en la gestión de los conflictos que necesariamente se generan y a su vez, como esto puede ayudar a una mejor gestión de la Mediación para todos/as los/las participantes.

IMPORTANTE: Los videos se deben visionar en orden

PARTE 1

«Es trascendente para nuestro trabajo dedicarse a indagar en ese ser humano parlante, que como nosotros se sienta en la sala de mediación».

Estos vídeos que vamos a compartir tienen su origen en un conversatorio organizado por la Asociación Madrileña de Mediadores (AMM) que debió cancelarse por motivos que son de público conocimiento.

Por tanto corresponde agradecer a la AMM que no obstante esa frustración, mantuviera la intensión de llegar con la misma a todos/as sus socios/as través de este medio.  Quedándonos en casa cooperamos responsablemente en la lucha contra esta pandemia.

Adecuándome a esta nueva realidad, he dividido la charla en varios vídeos de unos 10 minutos cada uno para que sea más operativo y cómodo para todos/as. Los vídeos deben ser vistos en su orden pues de lo contrario no se podrán aprovechar.  Recuerden que reemplaza al encuentro presencial y por tanto los temas se expondrían en un orden constructivo de conceptos.

La primera parte de cada vídeo es una aproximación a un tema que entiendo novedoso desde la perspectiva desde la cual siempre he trabajado en Mediación y la segunda parte es de qué manera este tema atraviesa la mediación y su práctica.

Para quienes se han formado en AIEEF o han seguido mi derrotero dentro de la mediación, verán aquí una nueva perspectiva desde la cual se puede comprender y abordar lo que he hecho en todos estos años dedicados a la mediación.

A lo largo de estos 35 años en los que he trabajado en mediación y hemos compartido formaciones y tareas, han existido ciertas premisas que viniendo de la práctica definieron nuestra forma de mediar.

La complejidad del ser humano, la incompletud que le caracteriza, la renuncia narcisista que exige la función mediadora y el hecho de permitir que en la sala de mediación, los participantes estén legitimados con sus emociones, sus pensamientos, sus decires y sus acciones; han sido principios fundamentales que han atravesado todo nuestro hacer.

No nos quedamos quietos ni estáticos a lo largo de esos 35 años.  El mundo ha cambiado mucho en este tiempo y nosotros hemos ido actualizando nuestra forma de hacer a esos cambios.

Hoy propongo iniciar aquí una nueva vuelta de tuerca a todo lo visto y hecho para repensarnos y repensar la función mediadora a la luz de los aportes de diversas miradas sobre la realidad actual.

Realidad que se caracteriza por el dominio de la eficiencia, eficacia, meritocracia, todo debe ser rápido y lo que demora es perder el tiempo.  El conocimiento debe ser esencialmente práctico, aplicable inmediatamente a la producción.  No hay tiempo para la pregunta que nos haga salir de la posición de confort.  El sentido de todo lo da el dinero y su distribución es altamente desigual y su acumulación compulsiva e ilimitada para pocos.

Por esto, tampoco hay tiempo para que la gestión de los conflictos se demore.  Pocos encuentros, baratos y con acuerdos que permitan el rápido establecimiento del status quo.

Me he cuestionado algunos presupuestos que generalmente no hemos abordado desde las distintas líneas de trabajo, considerándolos casi como axiomas en mediación y estos son: 1) que presumimos que todos sabemos y acordamos quien es el ser humano y 2) que el valor o la importancia que tiene la palabra también es algo que no necesita consideración especial o ser motivo de estudio.

Estamos todos de acuerdo en que, quienes participan de una mediación desde cualquier lugar en el que estén, son seres humanos y que la herramienta que se usa es la palabra.  Por lo tanto entiendo que analizar un poco estos dos temas será de gran utilidad para la tarea más difícil e importante que tenemos en mediación que es “escuchar”.

Recuerdan, aquellos/as que compartieron espacios de formación, que hablaba que el ser humano era un poco como el Iceberg, del que vemos solamente un 25% y que sin embargo eso que vemos está sostenido por un 75% que no vemos y que no conocemos pero sabemos que está allí.

Por lo tanto, nosotros mediadores/as también tenemos ese 75% que no mostramos y que no conocemos, pero nos sostiene.  Eso que no conocemos de nosotros mismos condiciona como escuchamos, como vivimos lo que pasa en la sala de mediación y por tanto habíamos concluido que no podíamos ser neutrales.  También, llegamos a ver que la empatía, tal cual es definida habitualmente, es imposible. Es imposible ponerse en el lugar del otro, pues el otro es único, distinto y también tiene ese 75% que no conocemos. Finalmente, nos amparamos en la comunicación como herramienta fundamental para la tarea, pero sin ser conscientes de las limitaciones que tiene la deseada y pretendida comunicación entre seres humanos parlantes.

Estos principios de neutralidad, empatía y comunicación sobre los que se formaron los mediadores/as durante años les ha llevado a niveles de exigencias personales para cumplir con pautas de imposible cumplimiento, que no podían más que llevarles a la frustración y poco a poco convertir a la medición en una forma de gestión similar a las ya existentes, es decir en más de lo mismo.  Necesitábamos cumplir nuestra función y las exigencias planteadas desde la formación eran incumplibles, pero no por nuestra culpa, sino por ser imposibles en sí mismas.

Por lo tanto, volvíamos a nuestras formaciones de origen, nos refugiamos en el supuesto saber que tenemos dado por nuestra formación original y satisfacemos poco a poco la demanda del sistema político actual en el que lo importante es, como ya se ha dicho, la eficiencia, la solución del conflicto, la rapidez y el bajo costo.  Además se nos exige que aliviemos a los tribunales de asuntos que debería la gente ser capaz de resolver por sí mismos y fuera de ese ámbito jurisdiccional que está para conflictos mucho más “serios”.  Allí nos ponen la zanahoria delante de nuestra vista y nos su-gestionan con nuevas áreas laborales que nos permitirán obtener las habichuelas que la vida demanda, por medio de la mediación y su-gestión.

La escucha está condicionada por una cantidad de elementos subjetivos, culturales sociales, del momento en que nos toca vivir y los cambios que constantemente se producen. Si no vemos de qué manera esto nos constituye y nos afecta, nuestra escucha estará solamente centrada en el tema específico que consciente o inconscientemente está planteado en mediación que es resolver el conflicto. Aun cuando seamos muchos los que decimos que lo importante no es el acuerdo.

La realidad es que en un lugar nuestro cuando los participantes llegan a un acuerdo nos sentimos bien, sentimos que ha tenido sentido el trabajo.  Esto no es extraño pues el acuerdo planea atrás de todas las legislaciones de mediación y planea detrás del objetivo que nos piden en todos los servicios sociales o en todos los Ayuntamientos donde nos contratan: piden resultados y los resultados los miden en los acuerdos logrados.

Por tanto, creo que todo lo que podamos hacer para ampliar la capacidad de escucha, va ampliar la capacidad de preguntar y va a ampliar la participación activa de los/as participantes, pudiendo apropiarse de sus conflictos, hacerse responsables de los mismos y de las decisiones que en consecuencia tomen.

Aprovecho para hacer notar que utilizo la palabra conflicto no obstante que pareciera una terminología antigua, que se ha intentado erradicar en los últimos 10 o 15 años y con ella la frase utilizada por los fundadores de la mediación cuando decían que “el conflicto era una oportunidad”. Se dice hoy que para que nos interesa el conflicto, que a nadie le gusta el conflicto y que por lo tanto es un término que no ayuda pues confronta más que aúna.

Volveremos sobre este tema más adelante.

Lo que también me parece trascendente para nuestro trabajo es que le dediquemos un tiempo a indagar en este ser humano parlante que como nosotros se sienta en la sala de mediación. Asimismo, el lugar que ocupa el Derecho en el tejido social, la Política si se quiere con mayúscula, no el partidismo, que por medio de la palabra es la herramienta que impide que nos matemos unos a los otros para imponer nuestras ideas.

La Política y la Mediación van muy en paralelo y por eso es importante ver de qué manera los temas de la política, del pacto social que se da cada sociedad para gestionar los temas de la polis, como dirían los griegos se vinculan a la escucha

Hecha esta introducción, abordaremos en sucesivos vídeos de unos 10 minutos como se ha dicho, los temas propuestos para este conversatorio que se realiza por este nuevo medio.

Desde la web www.mediemos.org podremos debatir sobre los contenidos de estos vídeos.  Para ello basta con que se registren y sigan las instrucciones que allí se establecen para entrar en el debate o foro relativo a cada vídeo.

Asimismo en la web anunciamos un seminario en el que nos proponemos ampliar y compartir los conceptos que se enuncian en este conversatorio.  Tampoco se agotan los temas en este seminario pues son muchos los aportes que se pueden hacer con quienes lo compartamos, pero por algo hay que comenzar para ver por qué no llegamos a la gente para que incorporen la mediación en su vida diaria.

PARTE 2

“Si vamos a un tiempo rápido, para ser aparentemente eficaces y eficientes como se nos pide. Si no damos tiempo no abrimos espacio a estas resonancias, no abrimos espacio a nuevas palabras, no abrimos espacios a las diferencias, porque estas nos alejan de este clima que queremos crear de cooperación, de buenas formas, de lo que nosotros decimos que es útil”.

Iniciamos este siguiente vídeo entrando en los temas específicos que yo quería traer a este conversatorio y que tiene que ver con nuestra tarea en la mediación.

Hay ciertos conceptos que estimo que los sabemos pero me parece oportuno recordarlos porque van un poco en contra de la corriente actual.

Uno de ellos es el Tiempo. La mediación tiene que ser rápida, se nos dice.  Sin embargo el tiempo es fundamental cuando se trata de la transmisión.  El tiempo es necesario para armar un discurso y para constituir un concepto y esto tenemos que tenerlo presente. Hay que dar los tiempos. Ya hablaremos de eso en relaciona la mediación.

Cuando venimos al mundo en una cultura determinada, en una sociedad determinada y que ya nos da un nombre. Lo simbólico, la palabra, va a comenzar a otorgar sentido y significaciones a cada cosa que ocurre.  El primer grito generará comentarios tales como mira que fuerte grito, va a ser un niño fuerte, que buenos pulmones y del grito se hacen muchos sentidos y muchas significaciones. El lenguaje, que en mediación lo damos por obvio, es el lazo con los otros.  En la medida que es el lazo con los otros, la palabra es también lo que nos permite poner distancia con el otro.  Es decir, hablamos, hay una resonancia, surge otra cosa, esperamos, decimos. Hay uno otro que lo necesitamos para ser escuchados.  Cuando se desvaloriza el valor de la palabra se elimina la

palabra del otro porque no nos hace falta para ser escuchados por el otro.  Es decir cuando no elegimos la palabra como medio de expresión, estamos descartando al otro y entonces se puede eliminar al otro justificados en que no nos hace falta.

Es importante por tanto entender que por el hecho de ser seres hablantes no nos va a otorgar ningún privilegio. Simplemente cualquiera puede hablar primero y cualquiera nos puede hacer callar.

También hay otros condicionantes que tenemos que ver.  El hecho de que cada uno es recibido en una determinada lengua y que ella es una modalidad de la manera de ser recibido, que está inmersa en unas determinadas resonancias que van a hacer la historia, la genealogía, las costumbres y los ritos que tiene esa lengua. Es por este motivo, por estas implicancias que tiene esta lengua materna, que los distintos sistemas dictatoriales lo primero que intentan hacer es esterilizar la lengua, quitarle las resonancias, convertirla en algo homogéneo, automatizado, para poder dirigir más fácilmente. El franquismo prohíbe el catalán, el vasco, el gallego. El nazismo reemplaza palabras por siglas.  Formas sintácticas que se repiten incesantemente. Fanatismo por heroico. Disenso por terrorismo. Estas son las estrategias de las dictaduras y los totalitarismos ya sean estos evidentes o disimulados detrás de una apariencia de democráticos.

Preguntemos-nos de qué manera cuando estamos haciendo una mediación e imponemos formas de hablar e imponemos tonos de hablar, imponemos cosas que se pueden decir o no, si no estamos haciendo algo de esto. ¿No estaremos tratando de homogeneizar el lenguaje para que sea más fácil dirigir el proceso de mediación?  Si le podemos quitar las resonancias propias que hacen a las propias identificaciones que han constituido a cada una de esas personas y a su vez lo que estamos

haciendo es quitarles el sostén simbólico de las propias identificaciones de ellos, será por tanto  más fácil de ser guiados por el/la mediaor/a.  Ser guiados hacia el objetivo que nosotros tenemos en la mediación.  Es por esto que tantas veces me habrán escuchado decir que es muy importante saber para que nos sentamos en la silla de mediador/a.

Entiendo que esto es muy sutil, pero les invito a que lo reflexionen pues de esta manera el lenguaje queda reducido a meros códigos.  Entonces, si debemos portarnos bien, si debemos portarnos educadamente, debemos respetar los turnos para hablar y todo esto lo dirige la persona mediadora, está homogeneizando el lenguaje, está quitándole las particularidades, las identificaciones que para cada uno tiene, y al quitarle eso que los hace distintos, al quitarle eso que hace que tengan un conflicto y al querer llevarlos a conductas cooperativas, a conductas positivas a conductas sin conflictos, lo que estamos haciendo es de alguna manera homogeneizarles el lenguaje para que de alguna manera al esterilizarlo sea más fácil guiarles hacia un nuevo discurso del conflicto, hacia un acuerdo.

Esto lo vi claramente en mi experiencia docente en Nueva México, EEUU. Nuevo México es un estado compuesto en un tercio por población originaria, un tercio por descendientes de los españoles originarios y un tercio por norteamericanos. Haciendo unos role playing en los que participaban en las parejas una persona de origen hispano y otra de origen norteamericano, les pedí a los hispanos que por un momento se olvidaran que vivían en USA y que actuaran como les surgía de dentro, de como ellos eran. Rápidamente las discusiones subieron de tono. Los hispanos necesitaban ser escuchados, expresarse en sus formas, cosa que los que representaban a los mediadores no permitieron. Quisieron imponer la forma correcta. Esto generó más deslegitimación de los

hispanos y tanto la otra parte como el mediador/a fueron incapaces de seguir adelante.

Entonces esto que hay que estudiarlo mucho más profundamente.  Hoy lo traigo para este conversatorio que teníamos intención de que fuera de forma presencial,  cara a cara, donde pudiera yo ver vuestras reacciones, acuerdos y desacuerdos y luego pudiéramos comentar sobre ellos.  No será lo mismo pero propongo debatir a través del foro que está abierto en www.mediemos.org

Esto lo traigo para que nos demos cuenta como es necesario que profundicemos en todo este concepto del ser humano hablante, de la palabra, de la necesidad del otro para ser escuchado, de la eliminación del otro cuando no nos interesa que nos escuche. Cuando no queremos escuchar al otro no sólo porque no lo necesitamos para que nos escuche, sino que no lo queremos escuchar. Creo que todo esto me resuena en nuestro trabajo con lo que ocurre con nosotros, entre ellos. Entre todos los que estamos allí.

Si vamos a un tiempo rápido, para ser aparentemente eficaces y eficientes como se nos pide. Si no damos tiempo no abrimos espacio a estas resonancias, no abrimos espacio a nuevas palabras, no abrimos espacios a las diferencias, porque estas nos alejan de este clima que queremos crear de cooperación, de buenas formas, de lo que nosotros decimos que es útil.  Por supuesto que por definición propia de lo que creemos que es útil o positivo.

¿Quién califica lo útil o lo positivo? ¿Útil y positivo para que, para quién?  ¿Para que sean ellos mismos o para que hagan lo que nosotros queremos? Esta es la reflexión que dejo al final de este segundo encuentro.

Muchas Gracias.

PARTE 3

“Hacer explícito lo implícito. Este es otro de los temas que en mediación tenemos que tener absolutamente claro cuando les escuchamos: Escuchar sabiendo que también nosotros tenemos supuestos que no registramos y no hacemos conscientes.  El preguntar ayudará a hacer explícito lo implícito. Nos ayuda, recordar que nosotros no sabemos nada de ellos, nada, absolutamente nada y se irán sin que sepamos nada.”

Vamos a tratar de ahondar un poco en esto del ser humano hablante y la palabra y como se va incorporando el lenguaje. No me interesa hacer una profundización del tema pues no es el lugar, pero me interesa ver un poco los efectos, en lo que a nosotros nos corresponde, en nuestro trabajo este tema.

Como ya hemos dicho el sujeto entra al mundo habiendo ya sido nombrado de determinada manera y expresa una serie de ideales que tiene que ver con los padres que le trae al mundo, con las familias a las que perteneces esas personas que le traen al mundo, las líneas generacionales de esta gente que convergen en este nacido.  Además de lo mencionado están los secretos, los slogan de la familia, los valores que la familia y tiene todo esto es transmitido al infans y él en un principio repite en base a todo esto que va incorporando, que va asimilando, por eso decimos que es hablado, porque lo que el habla es por lo que le hablaron.  Luego aparece el “no”. Se opone, elige.  En la medida que va creciendo se va produciendo un proceso que no es inmediato, que no es instantáneo, que es un proceso de subjetivar su discurso es decir hacerse responsable de esto que dice, de esto que expresa, a cuestionar-se de estas cosas que dice y expresa.

Este proceso tiene una etapa importante que es la adolescencia donde se rechazan todo lo hablado por su padre y madre y la familia, toman otros códigos que son los de su grupo de pertenencia, pasan a ser hablados por el discurso del grupo. Terminado este período puede continuarse en este camino de la toma del discurso propio pero también, y como lo vemos muy a menudo, puede volverse al discurso originario como queda explicitado en frases como: “Bueno a mí me criaron así y tan malo no soy, tan mal no salí”…”Como decía mi padre…”,”Como decía mi madre…”, “Como era costumbre en casa…” y empieza a incorporarse otra vez  todos estos valores, a todos estos discursos en los cuales uno nació y se crió.

Entonces esto de dejar de ser hablado y subjetivizar lo que se dice, apropiarse de lo que se dice, responsabilizarse de lo que se dice, es un proceso que claramente es salir del lugar del confort, es claramente un proceso en el cual uno tiene que ir descubriendo que hay cosas que ha repetido y que uno previamente ha criticado, que hay cosas que no le gustan, que empieza a tener un criterio propio sobre lo justo y lo injusto.  Esto lleva a tener una actitud reflexiva que resulta a veces ser molesta, ser incómoda, con el orden de lo establecido y en todo este proceso uno va asumiendo la responsabilidad de lo que dice.  Pero hay quienes este proceso no logran hacerlo, no logran dar ese paso de la responsbailiazación de lo que dicen, hay gente que describe situaciones en las que se encuentra perfectamente pero sin implicarse en ellas, es decir sin dimensionar el lugar que ocupan las consecuencias de sus actos, de la responsabilidad que tienen en el desarrollo de los conflictos de los que ellos mismos se quejan. Lo que Hegel llamo el Alma Bella.   Vemos siempre en los inicios de las mediaciones que cada participante alega que el otro es el responsable, que el otro es el culpable, que quien habla no tiene nada que ver, todo el conflicto lo inicio el otro.

Cuando Folger habla de legitimar y del empowerment, que ya saben que es una palabra que no me gusta, prefiero decir cuando puedo legitimarme yo y al otro, significa que el participante de la medición ha podido tener un reconocimiento de la existencia del otro, y que por lo tanto yo es partícipe del conflicto, como es participe el otro. Asumir la participación, la coparticipación en el conflicto significa dejar este lugar de ser hablado, este lugar del alma bella para hacerse cargo de que algo tiene que hacer para salir de este lugar.  Yo hace años que no lo decía, pero me recuerda algo que solía comentar en una mediación familiar de pareja mixta entre un/a judío y una/un católico, cuando llegado el momento de sentarse en la mediación se quejaban el uno del otro de a quién se parecían. Decía él, que ella era como su suegra, y ella decía que él se parecía a su suegro. Es decir se volvían a todos los que eran los discursos familiares, a todo eso con lo que se habían revelado para permitirse una unión en principio rechazada por sus familias debido a su distintas religiones, en el conflicto aparecían ser hablados por sus historias familiares.  No sé si es correcto decir que esto es la regresión, que en el momento de la crisis se vuelve a aquellos lugares donde uno se sentía seguro, con aquellos discursos con los que uno se sintió seguro y cuidado. Es aquí donde nuestras preguntas podrán hacer que se apropien de estos dichos. Esto lo vemos muy a menudo en las mediaciones familiares.

Pero entonces ¿esto que tiene que ver con el ser humano hablante? Tiene que ver con el valor de la palabra, tiene que ver con todo esto que hablábamos de tanto de lo que hay de nosotros que no sabemos y tanto que hay del otro que tampoco sabemos, y entonces aparece un aspecto que es muy interesante que es que nosotros cuando hay un otro lo suponemos.  Suponemos como es, como va a reaccionar, como debería ser en función de nuestro supuesto, y son supuestos porque nunca podemos conocer al otro, ni nos podemos conocer a nosotros mismos en una totalidad, entonces como suponemos al otro escuchamos al otro desde este lugar que lo suponemos y al otro le pasa lo mismo que a nosotros y como consecuencia de ellos, se producen invariablemente e indefectiblemente los malos entendidos.

Los malos entendidos pasan porque cuando escuchamos lo hacemos atribuyéndoles este supuesto al otro y esto efectivamente por lo que hemos dicho hasta ahora no se condice con lo que el otro es, muestra o debería mostrar o suponemos como es.  Ese otro también se compone de una complejidad de la cual desconoce y por lo tanto si lo suponemos de una manera determinada, necesariamente vamos a molestarnos cuando lo que escuchemos no responda a eso que suponemos. La agresividad proviene de no tomar en cuenta que el otro es más de lo que suponemos, que cuando decimos que es así y le atribuimos una característica a partir de la cual, si no responde como nosotros decimos que es, se habría producido la estafa, la mentira, el engaño y el correspondiente enojo, rabia y violencia. Entonces el mal entendido es una característica esencial de la comunicación.  Ya dijimos que no puede haber comunicación, siempre hay resto de cosas que no se dicen, no se puede dar una idea cabalmente al 100%, siempre quedan cosas por decir y esto afortunadamente va ir generando la necesidad de volver a hablar, de volver a preguntar. Pero claro eso no se transforma en agresividad en la medida en que reconozcamos en el otro la posibilidad de la existencia de esta característica.

Es por tanto muy importante hacer explícito lo implícito

Este es otro de los temas que en mediación tenemos que tener absolutamente claro cuando les escuchamos: Escuchar sabiendo que también nosotros tenemos supuestos que no registramos y no hacemos conscientes.  Por eso el preguntar ayudara a hacer explícito lo implícito. Nos ayuda, recordar que nosotros no sabemos nada de ellos, nada, absolutamente nada y se irán sin que sepamos nada. Lo único que podemos hacer es partiendo de que no sabemos, hacer aquellas preguntas que podrían ayudarles a que se hagan cargo de eso que dicen y puedan elegir, en una de esas, retirar lo dicho volver atrás, responsabilizarse, subjetivar su propio discurso  Esto será lo único que podremos, de alguna manera ayudarles y para eso el rotafolio, la pizarra de papel es muy importante porque tiene que escuchar-se, leer-se lo que han dicho. Entonces obviamente esto obliga al reconocimiento de la

existencia del otro, la necesidad del otro para ser escuchado y la necesidad del otro de nosotros para que le escuchemos.  A partir de ahí, obviamente toda la gestión del conflicto dejara de ser una su-gestión  para ser un encuentro, una oportunidad para saber algo más de uno y del otro aun cuando sigamos siendo desconocidos.

Este tema de generalizar los supuestos como verdades sin explicitarlas es una de las herramientas más importantes que tiene la mass-media, los medios de comunicación por que a lo que llevan es a la homogeneización, a la eliminación de las diferencias, a hacernos iguales.  No iguales en derechos y oportunidades que es exactamente lo que quieren evitar que tomemos consciencia, quieren que aparezca la fantasía de la igualdad, porque esto nos lleva a que se supone que no somos supuestos, que nos conocemos y que por lo tanto no hace falta ninguna expliciatación de todo lo que está implícito. Así los malos entendidos los damos como verdades y esto permite que estas verdades que se instauran desde la mass-media nos transformen sin darnos cuenta en seres hablados, en almas bellas que contamos lo que pasa como si no tuviéramos ninguna responsabilidad.  Es decir, los miles que se ahogan en el mediterráneo lo contamos como si todos los que vivimos en este mundo no tuviéramos algo de responsabilidad con eso que ocurre. No estamos lejos, todos en nuestra cotidianidad de pasar por mementos en que somos hablados y donde no estamos cuestionando todo lo que decimos

En vuestra vida, como siempre he dicho, haced lo que vosotros queráis con ella, pero si os sentáis en la silla que os da el lugar de persona mediadora tenéis que renunciar a esta postura que os da aparente seguridad al creer que sabéis, que conocéis y que os conocéis para dejaros, como terminé en el vídeo pasado, penetrar por la escucha y dejaros penetrar por la mirada.

Bueno seguimos en el próximo vídeo.

PARTE 4

“El conflicto nos puede enriquecer porque nos hace perder el miedo al otro, nos hace poder ser escuchados por el otro nos hace escuchar al otro.  A partir de ser escuchado y escuchar puedan desaparecer los miedos, las necesidades de defenderse de protegerse, de aislarse.  Del miedo a lo desconocido.  En la medida que el miedo se deposita en algún lugar, en algún desconocido eso nos permite a nosotros creer que estamos más seguros y más tranquilos”.

Iniciamos este siguiente vídeo entrando en los temas específicos que yo quería traer a este conversatorio y que tiene que ver con nuestra tarea en la mediación.

Hay ciertos conceptos que estimo que los sabemos pero me parece oportuno recordarlos porque van un poco en contra de la corriente actual.

Uno de ellos es el Tiempo. La mediación tiene que ser rápida, se nos dice.  Sin embargo el tiempo es fundamental cuando se trata de la transmisión.  El tiempo es necesario para armar un discurso y para constituir un concepto y esto tenemos que tenerlo presente. Hay que dar los tiempos. Ya hablaremos de eso en relaciona la mediación.

Cuando venimos al mundo en una cultura determinada, en una sociedad determinada y que ya nos da un nombre. Lo simbólico, la palabra, va a comenzar a otorgar sentido y significaciones a cada cosa que ocurre.  El primer grito generará comentarios tales como mira que fuerte grito, va a ser un niño fuerte, que buenos pulmones y del grito se hacen muchos sentidos y muchas significaciones. El lenguaje, que en mediación lo damos por obvio, es el lazo con los otros.  En la medida que es el lazo con los otros, la palabra es también lo que nos permite poner distancia con el otro.  Es decir, hablamos, hay una resonancia, surge otra cosa, esperamos, decimos. Hay uno otro que lo necesitamos para ser escuchados.  Cuando se desvaloriza el valor de la palabra se elimina la

 

palabra del otro porque no nos hace falta para ser escuchados por el otro.  Es decir cuando no elegimos la palabra como medio de expresión, estamos descartando al otro y entonces se puede eliminar al otro justificados en que no nos hace falta.

Es importante por tanto entender que por el hecho de ser seres hablantes no nos va a otorgar ningún privilegio. Simplemente cualquiera puede hablar primero y cualquiera nos puede hacer callar.

También hay otros condicionantes que tenemos que ver.  El hecho de que cada uno es recibido en una determinada lengua y que ella es una modalidad de la manera de ser recibido, que está inmersa en unas determinadas resonancias que van a hacer la historia, la genealogía, las costumbres y los ritos que tiene esa lengua. Es por este motivo, por estas implicancias que tiene esta lengua materna, que los distintos sistemas dictatoriales lo primero que intentan hacer es esterilizar la lengua, quitarle las resonancias, convertirla en algo homogéneo, automatizado, para poder dirigir más fácilmente. El franquismo prohíbe el catalán, el vasco, el gallego. El nazismo reemplaza palabras por siglas.  Formas sintácticas que se repiten incesantemente. Fanatismo por heroico. Disenso por terrorismo. Estas son las estrategias de las dictaduras y los totalitarismos ya sean estos evidentes o disimulados detrás de una apariencia de democráticos.

Preguntemos-nos de qué manera cuando estamos haciendo una mediación e imponemos formas de hablar e imponemos tonos de hablar, imponemos cosas que se pueden decir o no, si no estamos haciendo algo de esto. ¿No estaremos tratando de homogeneizar el lenguaje para que sea más fácil dirigir el proceso de mediación?  Si le podemos quitar las resonancias propias que hacen a las propias identificaciones que han constituido a cada una de esas personas y a su vez lo que estamos

 

haciendo es quitarles el sostén simbólico de las propias identificaciones de ellos, será por tanto  más fácil de ser guiados por el/la mediaor/a.  Ser guiados hacia el objetivo que nosotros tenemos en la mediación.  Es por esto que tantas veces me habrán escuchado decir que es muy importante saber para que nos sentamos en la silla de mediador/a.

Entiendo que esto es muy sutil, pero les invito a que lo reflexionen pues de esta manera el lenguaje queda reducido a meros códigos.  Entonces, si debemos portarnos bien, si debemos portarnos educadamente, debemos respetar los turnos para hablar y todo esto lo dirige la persona mediadora, está homogeneizando el lenguaje, está quitándole las particularidades, las identificaciones que para cada uno tiene, y al quitarle eso que los hace distintos, al quitarle eso que hace que tengan un conflicto y al querer llevarlos a conductas cooperativas, a conductas positivas a conductas sin conflictos, lo que estamos haciendo es de alguna manera homogeneizarles el lenguaje para que de alguna manera al esterilizarlo sea más fácil guiarles hacia un nuevo discurso del conflicto, hacia un acuerdo.

Esto lo vi claramente en mi experiencia docente en Nueva México, EEUU. Nuevo México es un estado compuesto en un tercio por población originaria, un tercio por descendientes de los españoles originarios y un tercio por norteamericanos. Haciendo unos role playing en los que participaban en las parejas una persona de origen hispano y otra de origen norteamericano, les pedí a los hispanos que por un momento se olvidaran que vivían en USA y que actuaran como les surgía de dentro, de como ellos eran. Rápidamente las discusiones subieron de tono. Los hispanos necesitaban ser escuchados, expresarse en sus formas, cosa que los que representaban a los mediadores no permitieron. Quisieron imponer la forma correcta. Esto generó más deslegitimación de los

 

hispanos y tanto la otra parte como el mediador/a fueron incapaces de seguir adelante.

Entonces esto que hay que estudiarlo mucho más profundamente.  Hoy lo traigo para este conversatorio que teníamos intención de que fuera de forma presencial,  cara a cara, donde pudiera yo ver vuestras reacciones, acuerdos y desacuerdos y luego pudiéramos comentar sobre ellos.  No será lo mismo pero propongo debatir a través del foro que está abierto en www.mediemos.org

Esto lo traigo para que nos demos cuenta como es necesario que profundicemos en todo este concepto del ser humano hablante, de la palabra, de la necesidad del otro para ser escuchado, de la eliminación del otro cuando no nos interesa que nos escuche. Cuando no queremos escuchar al otro no sólo porque no lo necesitamos para que nos escuche, sino que no lo queremos escuchar. Creo que todo esto me resuena en nuestro trabajo con lo que ocurre con nosotros, entre ellos. Entre todos los que estamos allí.

Si vamos a un tiempo rápido, para ser aparentemente eficaces y eficientes como se nos pide. Si no damos tiempo no abrimos espacio a estas resonancias, no abrimos espacio a nuevas palabras, no abrimos espacios a las diferencias, porque estas nos alejan de este clima que queremos crear de cooperación, de buenas formas, de lo que nosotros decimos que es útil.  Por supuesto que por definición propia de lo que creemos que es útil o positivo.

¿Quién califica lo útil o lo positivo? ¿Útil y positivo para que, para quién?  ¿Para que sean ellos mismos o para que hagan lo que nosotros queremos? Esta es la reflexión que dejo al final de este segundo encuentro.

Muchas Gracias.

PARTE 5

“Con todo corazón digo que no debemos ir en busca de la legalidad de la mediación para lograr hacerla conocer y que sea una propuesta válida para le gente como forma de gestionar sus conflictos a través de la palabra.  Ninguna entrevista informativa previa obligatoria nos dará legitimidad.  Nos va a dar legalidad y nos quitará legitimidad.  Sé que muchos no estáis de acuerdo con esta mirada, pero la dejo para compartirla y si les interesa abrir el debate”.

El Derecho es reflejo de la estructura cultural determinada. Sabemos que ciertas religiones tienen prescripciones sobre como regirse en la vida cotidiana tales por ejemplo alimentos prohibidos, necesidades que tenían que ver con la vida cotidiana a través también dela religión. Estaba mezclada la religión con la convivencia no religiosa de esa comunidad.

El cristianismo carecía de esas prescripciones que hacen al derecho civil y como dice Abamben, practicó una OPA sobre el Derecho Romano, dándole así al cristianismo eso que le faltaba sobre la regulación de los aspectos no religiosos de la vida. Sobre esa alianza se sedimenta la cultura occidental. Siglos han pasado de este proceso y le ha dado el lugar al derecho un lugar trascendente para el pacto social.  Lo que dejo para pensar si ese derecho que cuando se pone de moda la ciencia a fines del siglo XIX y todo conocimiento debe ser científico para ser válido y por tanto como correlato tener un objetivo definido y un método contrastable en la práctica y en la universalidad de casos, objeto de su estudio.  Es cuando Kelsen crea la ciencia del Derecho. Como toda ciencia se aleja de lo que es el ser humano que no puede ser medido sino en estadísticas que le unifica y le quita la cualidad que ya hemos mencionado tanto a lo largo de estos vídeos de la unicidad y el carácter de insustituible de cada ser humano. En su época, en donde la estratificación social establecida diferencias claras y atribuía derechos claros a cada estrato, Hombre, Mujeres; Padres, hijos; Empleador, empleado; Gobernante, gobernado etc.  Se podía por tanto imaginar que el juez podía atribuir un mejor derecho a una parte que a la otra en el sistema adversarial. Con el advenimiento de la igualdad de derechos esta adjudicación del derecho se hace menos evidente.

A su vez en la medida de que la ley una vez sancionada se aleja del ser para la que ha sido dictada, y conserva su valor por el hecho de haber sido correctamente sancionada, nos lleva a la lucha de poder por acceder al sistema legislativo y judicial, para conservar los privilegios de quienes contaban con el poder suficiente para hacerlas sancionar.  España tiene un ejemplo muy reciente en la ley hipotecaria de principios del siglo XX.  El absurdo de que ante el incumplimiento el acreedor se queda con la propiedad y el deudor se queda con la deuda claramente favorece al acreedor.  En un siglo no se ha podido adecuar dicha norma a los criterios de justicia que si se aplican en muchos otras legislaciones.  Ni una sentencia del tribunal europeo logro que se derogara dicha ley.  Es bastante obvio la respuesta a cuál es la cuestión relacionada con esta ley hipotecaria.

En los años 30 del siglo pasado, el Profesor Cossio y Kelsen mantuvieron un debate en donde este tema fue el centro de la discusión.  Es evidente que la postura de Kelsen es la que triunfó pues en base a ella se ha estructurado todo el derecho de occidente.

Si a esto se le suma la postura post moderna de considerar que mientras no exista una sentencia condenatoria no hay motivo para la crítica de la conducta, he llevado a borrar la diferencia entre legitimidad y legalidad.

Un ejemplo valioso para entender esto fue la decisión tomada por Benedicto XVI cuando renunció al papado. Él tenía la legalidad, pero considero que frente a los hechos ocurridos había perdido la legitimidad y renuncio.

Giorgio Agamben en su libro El misterio del mal– Benedicto XVI y el fin de los tiempos, trata este tema de forma muy interesante.

Esta eliminación de la legitimidad ha llevado a la necesidad de una hipertrofia del derecho y se legisla para casi todo.

En mediación tenemos que tener mucho cuidado con este tema, pues intentan llevarnos a que la medición sea un apéndice del derecho y por lo tanto imbuirla del pensamiento jurídico y la judicialización de los conflictos.

Con todo corazón digo que no debemos ir en busca de la legalidad de la mediación para lograr hacerla conocer y que sea una propuesta válida para le gente como forma de gestionar sus conflictos a través de la palabra.  Ninguna entrevista informativa previa obligatoria nos dará legitimidad.  Nos va a dar legalidad y nos quitará legitimidad.  Sé que muchos no estáis de acuerdo con esta mirada, pero la dejo para compartirla y si les interesa abrir el debate.

Salgamos a la calle, a los barrios, a los centros sociales, a los clubes a ofrecer nuestros servicios.  Si hay que hacerlo gratis habrá que hacerlo así.  Ya lo hicimos en los años 90 cuando intentamos que al menos se conociera la palabra mediación.  Que los participantes y no las partes, termino jurídico que distorsiona desde el principio el espacio del encuentro, puedan recuperar el valor de la palabra para gestionar.

Me parece oportuno citar aquí un texto de Luis Alberto Warrat en su libro Manifiesto del Surrealismo Jurídico, escrito en portugués y traducido libremente por mí, pero que se aproxima a lo que les leo.  Este texto se refiere a la labor del docente en relación a los alumnos, pero estimo que es de total aplicación a lo que quiero transmitir aquí.  “No corresponde hablar a los alumnos de que es necesario poseer las herramientas y el conocimiento para pasar al lado de ayudar a los hombres. Es preciso darles la bengala que les permita hacer el viaje. Darles la bengala y no nuestra palabra. En ellos está la fuerza vital que les permite descubrirse a ellos mismos. Toda bengala exterior termina siendo un fetiche”. Esto es lo que he intentado en este conversatorio.

Termino recordando un encuentro en casa de Da. Carlota Bustelo, ex vice ministra de Asuntos Sociales en la época de Matilde Fernández, en la que fui invitado y participaron gente muy importante como la directora de la Cruz Roja, un Presidente de un alto tribunal y otras personalidades de la vida pública de España. Cuando conté cual era mi proyecto laboral en España, me dijeron que me moriría de hambre, pues aquí no se hablaba, se denunciaba. Eso fue en noviembre de 1989. Hemos caminado un camino largo y difícil para llegar hasta aquí, pero no le pidamos a la ley lo que tenemos que hacer con el ejemplo. Cuando la gente descubra que le sirve, porque viene a un encuentro que nada tiene que ver con los tribunales y el sistema de justicia, podremos hacer mediación De lo contrario haremos conciliación y ya veremos que la diferencia está en una propuesta de que la gente se adapte o que sea libre y elija. De nosotros depende y eso está inscripto desde el inicio cuando definimos el objetivo por el cual nos sentamos en la silla de la persona mediadora.

VIDEOS grabados por Daniel Bustelo

Daniel Bustelo

Daniel J. Bustelo Eliçabe-Urriol nace en Argentina en 1947.

Ha trabajado durante 30 años como abogado en temas civiles y comerciales. Se traslada a España en 1990 donde funda el año siguiente la AIEEF, Asociación Interdisciplinaria Europea de Estudios de la Familia.

Es autor en 1993 de Ensayo: Mediación Familiar Interdisciplinaria, primer libro escrito en lengua castellana sobre mediación; y de múltiples artículos en España y el extranjero.

Ha sido el primer presidente del Foro Mundial de Mediación, y presidente del Foro Europeo de Formación y Mediación Familiar entre 2004 y 2006.

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  • Posted by AMM
  • On 27 de abril de 2020
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